En los pasados Juegos Olímpicos
celebrados en Beijing, China. México obtuvo la paupérrima cantidad de 3
medallas de 85 disponibles en 23 deportes diferentes; de esas 3 medallas, dos fueron de oro en Tae Kwon Do (femenil y
varonil) y una de bronce en clavados sincronizados por mujeres, deportes
individuales por definición.
¿A qué quiero llegar con estos
datos?
El mexicano no está acostumbrado a
trabajar —desde algún deporte hasta el trabajo de oficina— en equipo, en los
deportes sobresale en box, pero no en futbol, en el golf, pero no en el
basquetbol.
México nunca ha llegado más allá de
los cuartos de final en el Mundial de futbol.
Nuestros atletas más sobresalientes
de los años ochentas, noventas - principios del siglo XXI y más recientemente
en el 2010 —Hugo Sánchez, Ana Gabriela
Guevara y Javier “Chicharito” Hernández— fueron y son deportistas individuales
que brindaron alegrías, pero sólo ellos. Ya que en el caso de los dos
futbolistas, Hugo jamás tuvo algún logró en lo colectivo con la selección
nacional, su máximo logro fue avanzar a cuartos de final como local en 1986.
Javier Hernández aún comienza su carrera futbolística y ya cosecho algunos
logros individuales, como ganar el goleo individual en la liga mexicana,
empatar la mejor cantidad de goles anotados por un mexicano en su primera
temporada en Europa, ganar su primer título de liga en Inglaterra, etc. Pero en
el ámbito colectivo tampoco ha logrado algo con un grupo de otros 10 mexicanos.
¿Y que con eso? ¿Por qué son los
mexicanos solitarios e individualistas?
A los mexicanos no les gusta
sociabilizar colectivamente. Y punto.
Los mexicanos son como un grupo de
cangrejos en una cubeta, todos ansiosos por fugarse de su eterno estado de
cautiverio. Si por azar uno de ellos se acerca al borde de la cubeta y se
aproxima a la orilla, los demás se encargan de arrastrarlo de vuelta al fondo.
Prefieren por mucho, verlo morir con ellos que vivir solo.
Y es aquí cuando realmente me doy
cuenta en donde estamos, México es una cubeta enorme llena de cangrejos, donde
joder al vecino es más importante que ayudarlo, donde el que roba más es visto
como un héroe, o donde el que hace el mal es un ídolo de masas.
Pero… ¿qué pasa cuando uno de los
cangrejos logra fugarse y cruzar literalmente el charco?
Cuando un mexicano llega a los
Estados Unidos por necesidad de trabajo como es en 90% de los casos, contrario
a lo que todos podrían pensar, no es ese mexicano que debería socializar para
poder ser parte de una nueva sociedad, de “primer mundo”. Sigue siendo el mismo
retraído, jamás se mezclan en actos colectivos, más que en los juegos de futbol
de cada fin de semana o en los “clubes de oriundos”. Saben que la mayoría de
las veces están solos, no tienen nada, salvo su increíble talento individual,
su perseverancia, candidez y ambición.
Debemos cambiar nuestra forma de
actuar, pero claro antes, cambiar nuestra forma de pensar, individualista que
nos ha marcado con el pasar de los años, para pasar a ser un pueblo solidario y
conjunto los 365 días del año y que no recuerde que todos somos mexicanos sólo
el 5 de mayo o el 15 y 16 de septiembre.
Debemos ser un país lleno de
“Chicharitos” trabajando en equipo como una colonia de hormigas para llegar a
ser esos ciudadanos que se digan a sí mismos "No te preguntes qué puede
hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país".
Este ensayo fue escrito en base al libro
“‘Mañana o pasado’ El misterio de los mexicanos” escrito por Jorge G. Castañeda, a forma de
comentario.